La basílica papal de San Pedro no es sólo la iglesia cristiana más grande del mundo, sino el epicentro de la fe católica en el mundo y uno de los puntos de mayor interés en la Ciudad del Vaticano.
Es ese tipo de icono que supera con creces el hecho de que seas o no creyente: observar la obra de Miguel Ángel, Bernini o Bramante en un edificio que data del 1500, llama también a los amantes del arte y la arquitectura.
La basílica es completamente accesible: a pesar de que en su frente ostenta una gran escalinata, tendrás acceso a una larga rampa -a la derecha, mirando la basílica desde el frente- de pendiente suave para poder sortear los escalones. Una vez dentro, todos los pavimentos son completamente planos (y bellísimos, cabe añadir).
También son accesibles sus grutas, pero no la necrópolis.
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La tradición indica que el propio apóstol Pedro se encuentra enterrado bajo el altar papal de la basílica, sitio muy cercano al lugar de su muerte en Roma, durante el gobierno del emperador Nerón.
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